Estudio de
Arquitectura
en Granada

¿Estás viviendo donde soñabas?

Vives en un piso.

Lunes. Vuelves del trabajo. Te has comido un atasco de más de media hora. La corbata te la quitaste al entrar al coche, pero los zapatos te van apretando. Por fin llegas al parking del bloque. Entras al ascensor y… ¡ZAS! Un folio te anuncia que hay junta de propietarios el sábado de la semana que viene a las 10:00 h.

Y tú que ese sábado querías salir con la bicicleta. Ya venías caliente del trabajo y el atasco, y te encuentras este marrón. Un torpedo directo a la línea de flotación.

El orden del día se las trae. Derrama extraordinaria para reparación de humedades en la azotea, ocupación indebida de zonas comunes, normas de estética de toldos, y a saber con qué salen en los ruegos y preguntas.

Vives en una casa.

O quizás ya vives en una casa que compraste en esa promoción tan bonita de adosados que te recomendó tu primo el del banco antes de la crisis de 2007. Pero el covid te mostró la cruel realidad. Tu casa no funciona. Antes era básicamente un hotel al que ibas a dormir. Salías a las 7 de la mañana a trabajar y volvías a las tantas. Cuando tuviste que quedarte en casita lo viste claro. Tu casa no funciona. No se adapta a tu familia ni a como os gustaría realmente vivir.

Escuchas a tus vecinos como si fueran parte de tu familia.

El “amplio” jardín no te da ni para tirarle el frisbee al perro y que lo traiga.

Pusiste una canasta en el único sitio que te encajaba. A veces la pelota rebota y cae en casa del vecino.

La vigésima vez que fuiste a pedírsela, te recibió con una navaja en la mano.

Sé honesto contigo mismo.

¿Tu sueño era vivir en un piso de 70 m2 con poca luz, dando a un patio interior, aguantando vecinos, teniendo que acudir a reuniones de la comunidad, pagando derramas, etc? Si el tema del covid te cogió en un piso, te acompaño en el sentimiento. Eres un héroe.

Querías tener espacio libre para jugar con tus hijos, espacio para hacer alguna barbacoa y ver la final de la Champions con tu cuñado.

Llevas tiempo dándole vueltas a la idea de cambiar de vivienda, aumentar la calidad de vida de tu familia, pero no sabes ni por dónde empezar.

Has visto un terreno que te gusta o quizás ya tienes uno y le estás dando vueltas y más vueltas al tema. Te parece que todo es demasiado complicado. Tranquilo. No te agobies. Le pasa a cualquiera.

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